¿Cuál es nuestra misión en la vida?


El otro día, justo después de terminar una consulta, una paciente, que había leído algunos de mis artículos y se identificaba bastante con mi forma de pensar, me preguntó: Carlos, ¿tú cuál crees que es la misión del ser humano en la vida?.

Pues bien, os cuento (más o menos) lo que le contesté.

Ante esa pregunta, se pueden dar un par de respuestas cortas. Por ejemplo: la misión de cada uno en esta vida es la que cada uno sienta que es. O sea, aquello hacia lo que te empuje tu corazón en cada momento, aquello que te apasione hacer, aquello que pagarías por hacer... Aunque otra respuesta corta podría ser que la misión que tenemos todos los seres humanos en común (para el que la asuma) es, por encima de todo, ser felices.

Yo, personalmente, y dicho sea de paso, no creo que hayamos venido a este mundo a aprender, tal como muchos creen. Es decir, para mí el aprendizaje no es un fin sino un medio. En mi caso, para ser feliz.

Lo natural sería ser feliz y no tener que aprender a serlo, pero como vivimos en un mundo deliberadamente corrompido y desnaturalizado, hoy en día para ser feliz hay que aprender a serlo. Aunque eso no significa que tenga que ser algo difícil ni complicado. Al menos, no necesariamente.

Como os decía, las anteriores podrían ser dos respuestas cortas a la pregunta de: ¿Cuál es la misión del ser humano en la vida? Pero, ¿cuál sería la respuesta larga?

Pues bien, la respuesta larga sería que, aunque no lo parezca a los ojos de la mayoría, vivimos en un Universo inmaterial que para poder experimentarse completamente a sí mismo necesita materializarse parcialmente. Pondré un ejemplo:

Me entra hambre y me apetece comer una paella. El comer una paella es una idea en mi mente a la que le voy dando forma: ¿tengo los ingredientes necesarios? ¿Tengo el tiempo suficiente para elaborarla? ¿Conozco la técnica adecuada para que salga sabrosa?

Todo eso son pensamientos e ideas en mi mente, y pertenecen a un universo inmaterial. Sin embargo, cuando preparo la paella y la termino lo que he hecho es materializar lo inmaterial. O dicho de otro modo: he convertido lo invisible (un pensamiento) en algo visible y tangible (un plato delicioso).

Y quien dice una paella podría decir un proyecto de trabajo, una empresa, una obra de arte, un hijo, una organización humana, un sueño... 

Si nos paramos a pensarlo, nos daremos cuenta de que los seres humanos, constantemente, estamos convirtiendo lo invisible en visible. Independientemente de cómo sea uno, cuáles sean sus gustos o a lo que se dedique.

Por consiguiente, tal como yo lo veo, me parece oportuno y acertado decir que la misión de cualquier ser humano en este mundo, y en este plano, es ser creador de su realidad, llevando lo invisible al plano de lo visible, de lo tangible, de lo material. De hecho, si uno se fija un poco se dará cuenta de que nuestro propio cuerpo es la materialización (encarnación) en el plano de lo visible de algo invisible: nuestro espíritu. Lo que confirma que todo lo que se manifiesta en la realidad visible procede de una realidad invisible e inmaterial.

De todos modos, para mí la cuestión más importante en este análisis es: ¿cómo convierto lo invisible en visible? Es decir, a la hora de materializar, de crear mi realidad, ¿de qué instrumento me sirvo? ¿Me sirvo del amor o del miedo?

Y es ahí, precisamente, donde comienzan las grandes diferencias entre los seres humanos...

Comentarios