Tranquilizantes y miedo


La intranquilidad, el desasosiego y la ansiedad son formas de miedo que dominan a una gran parte de la sociedad española. Es decir, que la vida de una gran parte de los ciudadanos de este país está marcada o gobernada por el miedo. Por eso, la mayoría de la gente actúa como actúa... Es comprensible.


Los tranquilizantes anestesian el miedo. Sí, lo anestesian. Lo acallan. Lo silencian. Pero no lo eliminan. Porque no eliminan su causa.


Los tranquilizantes permiten a quien los consume vivir momentáneamente en la ilusión de una cierta serenidad, seguridad y confianza (los opuestos del miedo).


La persona tranquila de verdad lo es la mayor parte del tiempo, e independientemente de sus circunstancias. Y lo es porque, tanto si es hombre como si es mujer, está conectado con su Polaridad Masculina, o sea, con la figura del padre.


La serenidad, la seguridad y la confianza son atributos de la Polaridad Masculina, asociada a la figura del padre.


Para salir de la intranquilidad, del desasosiego y de la ansiedad, sin fármacos, es necesario reconciliarse primero con la figura del padre, y, por ende, con la Polaridad Masculina.


Cuando el hombre y la mujer integran a la Polaridad Masculina sus vidas discurren alejadas del miedo.


Y sólo cuando uno vive alejado del miedo puede ser genuinamente libre, dichoso y disfrutar de una vida en plenitud.

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