El orden de los factores sí altera el producto


Una gran mayoría de gente que se propone mejorar su salud y su calidad de vida piensa que esos objetivos pueden conseguirse exitosamente comiendo de una forma más natural y equilibrada, haciendo ejercicio y siguiendo unos hábitos de vida más saludables. Básicamente. Nada más. Y no es que esto no sea cierto, sino, más bien, que es una verdad a medias. O dicho de otro modo: todo eso no es lo más importante si lo que uno pretende es mejorar su salud y su calidad de vida.

Entonces, ¿qué es lo más importante?

Lo más importante, insisto, si uno aspira a disfrutar de una gran salud y de una vida marcada por la armonía y el bienestar, es sanar la relación con los padres, con el niño interior y resolver de raíz (plano emocional) los conflictos y traumas del pasado. Porque si esto no se lleva a cabo, todo lo demás que uno pueda hacer serán cambios más o menos superficiales y poco sostenibles en el tiempo.

Conviene comprender que la raíz de todos los problemas, dificultades, contratiempos, toda fuente de dolor y de sufrimiento en nuestras vidas, está en nuestro interior. En particular, en nuestro inconsciente. Y si el inconsciente no se limpia, no se libera y no se sana, tenderá a sabotear una y otra vez nuestro equilibrio, nuestra salud, nuestra prosperidad o la armonía de nuestras relaciones. Por eso, pretender mejorar nuestra realidad y nuestra vida trabajando de puertas para fuera es pan para hoy y hambre para mañana. Eso no es ir a la raíz de las cosas. Es quedarse en lo aparente.

En el mundo en el que vivimos existe una lógica natural y un sentido común (escaso) que nos lleva a darnos cuenta de que la manera adecuada de construir una casa es empezando por los cimientos, o que lo primero que conviene hacer cuando uno se pone a vivir en ella, si está sucia, es limpiarla. Es decir, primero una cosa y después la otra. Y es que si vamos contra natura, o sea, contra el orden natural de las cosas, nos arriesgamos a sufrir amargamente las consecuencias.

¿Podemos imaginar qué pasaría si construyéramos una casa de varias plantas sin cimientos? ¿Y qué pasaría si entráramos a vivir en una muy antigua y llena de porquería, que ha estado décadas cerrada, sin limpiarla a fondo primero?

La diferencia entre un remedio y una solución es que el remedio corrige o mejora una situación sólo temporalmente, mientras que la solución, al ir a la raíz, la resuelve definitivamente. Por eso, algunos profesionales nos dedicamos a trabajar para gente que busca verdaderas soluciones, para gente que no se conforma con parches, apaños o remedios temporales, para gente que desea un auténtico salto en su vida.

Un salto hacia delante y hacia arriba.

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