Cómo evitar que ocurra lo peor


Cuando Michael Jordan (seguramente, el mejor jugador de baloncesto de la historia) jugaba en los Chicago Bulls, un buen día el entrenador del equipo sugirió un reto para motivar a sus jugadores. Les propuso lanzar la pelota desde medio campo, pero todos fallaron al intentar encestarla. Todos, menos uno: Michael Jordan. Y sucedía lo mismo en cada intento del grupo: sus compañeros casi siempre fracasaban mientras que Jordan, sin embargo, las encestaba todas.

Cuando le preguntaron cuál era su truco, él respondió: Ellos han fallado porque pensaban que iban a fallar, y al pensarlo crearon esa realidad. El truco no es pensar en acertar es tan solo no pensar en fallar. Simplemente, elegí no pensar en mi cabeza en un escenario de fracaso, ya que ese escenario todavía no existía.

Y de eso se trata, precisamente: de no pensar, de no contemplar en tu mente, de no imaginar en ningún momento, aquello que quieres evitar. Simple y llanamente. Ojo, no se trata de negarlo, ni de ocultarlo. Se trata de no pensar en ello en absoluto, de no dedicar tu atención, ni por un segundo, a ese suceso futuro que deseas evitar.

Evidentemente, esto requiere de un cierto entrenamiento consistente en adquirir el hábito de no pensar ni enfocarse en un escenario no deseado. Es cuestión de aprender a enfocar la mente en el momento presente. Y si hablamos de deseos de futuro, sólo contemplar aquella posibilidad que deseemos alcanzar, sólo el escenario que deseemos vivir. Únicamente.

Personalmente, doy fe de que funciona. He podido comprobarlo en mis propias carnes. Me refiero a que, sobre todo en los últimos años, he podido evitar ciertas situaciones desagradables en mi vida, que muy probablemente podrían haberme sucedido, por no haber contemplado esos escenarios en mi mente, o por no haberles dado fuerza ni atención.

Como digo, conviene practicarlo a diario, porque puede cambiarte la vida.

Enormemente, y a mejor.

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