Conciencia


Cuanto más consciente es un ser humano, tanto más se parece su realidad a lo que conscientemente desea vivir, como una vida próspera, saludable, rica, apacible, gratificante... Por contra, cuanto más inconsciente sea el individuo, tanto más gobernada estará su vida por su mente inconsciente, y, por tanto, más conflictos, contratiempos, escasez o problemas de salud experimentará.

Efectivamente, la mente humana se compone, fundamentalmente, de una parte consciente, en virtud de la cual decidimos, nos enfocamos, planificamos... y otra parte inconsciente, que se ha ido gestando y configurando en función, sobre todo, de las experiencias que hemos vivido en la infancia.

Cuando la infancia ha sido marcada por experiencias de dolor, sufrimiento, humillación, abandono, carencia, rechazo, etc. y las subsiguientes heridas que estas emociones han producido no han sido adecuadamente sanadas, estas vivencias quedan alojadas en la mente inconsciente como condicionantes de la realidad en la vida del adulto. Y dichos condicionantes se convierten, las más de las veces, en mecanismos de autosabotaje de aquello que deseamos lograr conscientemente.

El trabajo de una persona genuinamente inteligente consiste en limpiar y en sanar su mente inconsciente, para que cada vez haya más conciencia en su vida, y que, por tanto, aquello que legítimamente le corresponde disfrutar, como la salud, la prosperidad o el afecto compartido puedan ser alcanzados y sostenidos en el tiempo.

Permitiéndole experimentar una vida lo más plena y armoniosa posible.

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