Adultos mantenedores, mantenidos y conflictos.

 
Más allá de nuestras creencias o de nuestras dudas están los hechos. Unos hechos que, en última instancia, pueden demostrar si estamos actuando adecuadamente o no. Y la enfermedad es un hecho que demuestra que detrás de los síntomas desencadenados físicamente (plano corpóreo) subyace un conflicto (plano psicoemocional), o, dicho de otro modo: una gestión inadecuada o inarmónica de la realidad (no alineada con el amor/la autoestima).

Lo digo porque son innumerables las veces que lo he visto en mi consulta y fuera de ella: una situación familiar o de pareja en la que un ser humano adulto es mantenido mucho tiempo por otro adulto. Y lo que suele suceder es que, a la larga, ambos (mantenedor y mantenido) terminan experimentando problemas de salud (incluso graves), o contratiempos, o, simplemente, no les van bien las cosas... y no terminan de comprender el porqué.

Lo que ocurre es, simplemente, que en la vida se pagan todos los actos contra natura, cualesquiera que estos sean. Y el precio a pagar va en función de la gravedad de dicho acto y de cuánto se prolonga en el tiempo (tanto si es repetitivo como si es persistente).

Actos contra natura pueden ser muchos y variados, por ejemplo:
  • Utilizar productos químicos o cosméticos para blanquearse la piel (muy de moda en muchos países africanos).
  • Ingerir sistemáticamente comestibles refinados (la Naturaleza da alimentos naturales, no comestibles refinados).
  • Evitar tomar el Sol o tomarlo en exceso (ninguna de ambas acciones es natural).
  • Tratar a una mascota como si fuera un hijo (una forma nada natural, ni saludable, de resolver una carencia afectiva o una frustración).
  • Evitar las relaciones de pareja por vivencias traumáticas del pasado (porque la vida nos invita a superar los traumas, no a adaptarnos a ellos).
  • Tener cincuenta años y no saber ganarte la vida (lo natural sería saber hacerlo entre los veinte y los treinta).
  • Tener cuarenta años, vivir con tus padres y depender de ellos (delata una inmadurez severa, y eso no es natural en un adulto).
  • Ser adulto y que te mantenga indefinidamente otro adulto (más allá de una situación adversa limitada en el tiempo).

Lo cierto es que, como decía al principio, encontrar adultos mantenidos por otros adultos, no sólo es una acto contra natura, sino que es una auténtica epidemia hoy en día. Y lo peor de todo es que, muchas veces, ni el mantenido ni el que mantiene se dan cuenta de que existe una relación muy estrecha entre la enfermedad que uno puede desarrollar, o lo mal que a uno le pueden ir las cosas, y el hecho de ser un mantenedor o un mantenido.

Y todo este fenómeno, tan normal y extendido, pero tan poco natural, viene a encajar perfectamente con una sociedad, la actual, globalmente inmadura, en la que a menudo el ser humano pierde el norte y el sentido de lo que es natural (y armónico) y lo que no.

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