¿Cuándo se pierde el juicio?

 

Tanto en mi ámbito profesional como personal, he tenido varias veces la oportunidad de interactuar con seres humanos que sufrían distintas afecciones mentales, sobre todo, la esquizofrenia y el trastorno bipolar. Incluso conozco a algunos de ellos desde hace más de veinticinco años, por lo que he seguido su trayectoria vital de cerca y eso me ha permitido llegar a algunas conclusiones, que ahora comparto con vosotros.

A raíz de estas observaciones, en la gran mayoría de estos casos veo un denominador en común: un conflicto entre lo que uno quisiera hacer y lo que finalmente hace, o entre dónde querría estar uno y dónde está realmente, o bien, con quién está uno y con quién desearía estar de verdad.

Fijémonos en que la propia palabra esquizofrenia, etimológicamente, proviene del griego skhizein, que significa separar, dividir; y phren, que significa mente, alma. Es decir, una separación en la propia mente, una división entre lo que verdaderamente deseo vivir y lo que finalmente estoy viviendo.

Esta situación, sobre todo si se intensifica y se prolonga en el tiempo, termina derivando en un conflicto, el cual, a su vez, puede llegar a ser de cierta envergadura y desembocar en un trastorno mental.

Por otro lado, el experimentar esta división interna, este conflicto permanente, implica vivir en una falsedad, en una mentira. Porque sientes que tu mente te dice una cosa y tu corazón anhela otra. Es decir, notas esas dos energías, muy intensas, fluyendo dentro de ti y chocando, una y otra vez; y así, cada día...

Cuando uno está en su sano juicio, uno está donde quiere estar, hace lo que desea hacer y comparte con quien desea compartir. Por tanto, no hay división, no hay separación, no hay conflicto. Y si no hay conflicto, no hay trastorno.

Pero uno termina perdiendo el juicio cuando la división interna se acentúa y se alarga en el tiempo, cuando uno no siente lo que dice, cuando uno no dice lo que siente; cuando ves lo que no existe y lo que existe no lo ves; cuando te ves forzado a compartir con quien no deseas y no compartes con quien desearías; cuando realizas todos los días un trabajo que detestas y no te das la oportunidad de hacer lo que realmente te gustaría.

Entonces, tarde o temprano, te sientes alienado.

Y entonces, pierdes el juicio.

Comentarios