El trabajo de tu vida

 

Si por una de aquellas, te entregas en cuerpo y alma, dedicando una gran parte de tu tiempo, a un trabajo que detestas, seguro que comprenderás que no te sientas feliz, ni saludable, ni en armonía, ni sereno. A fin de cuentas, lo que tú atraes a tu vida es una mezcla entre tu estado de ánimo y tus pensamientos. Por consiguiente, si tu estado de ánimo dominante es de malestar lo que atraerás a tu vida serán más situaciones que te causen malestar. No en vano, somos como un imán, que atrae distintas realidades según su polaridad (positiva o negativa).

Por ejemplo, trabajas para una empresa que trata a sus empleados despóticamente y como esclavos, o sea, les hace trabajar mucho y duro y les paga poco. Y tú formas parte de esa empresa, de ese engranaje perverso. O te dedicas a una profesión en la que tienes que cumplir órdenes que van en contra de tus principios, pero, aun así, las cumples. O te dedicas a vender productos o servicios que tú sabes que, en el fondo, no son beneficiosos para la gente. O quizá tu trabajo consista en manipular, mentir o engañar.

¡Y, haciendo eso, pretendes dormir bien por las noches, levantarte con una sonrisa por la mañana, disfrutar de una gran vitalidad y de una salud radiante! ¿En serio?

Pongamos los pies en el suelo: para que puedas disfrutar de ese bienestar que tanto anhelas no puedes seguir en un trabajo como ese, en el que vives en un conflicto permanente, deseando que llegue el viernes o las vacaciones para desconectar y liberarte de las cadenas que te oprimen y te angustian.

Definitivamente, algo dentro de ti te pide un cambio, pero te niegas a escuchar esa voz, y decides seguir adelante con un trabajo que aborreces, sintiéndote desdichado, e incluso miserable... pero con muchas ganas de que todo te vaya bien.

Quizá haya llegado el momento de replanteártelo, de descubrir cuál es tu don (eso que sabes hacer maravillosamente, dando lo mejor de ti, sin mirar el reloj) y hacer de ello tu profesión. Para que puedas disfrutar tanto de tu trabajo que cuando alguien te hable de jubilarte te salga, espontáneamente...

...una gran carcajada.

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