Las adicciones, en profundidad.

 

Para comprender el origen de las adicciones en el ser humano es conveniente comprender primero, y en profundidad, la relación del bebé con los padres (y, sobre todo, con la figura de la madre), y cómo el APEGO desempeña un papel fundamental para que dicho bebé se convierta algún día en un adulto IN-DEPENDIENTE. O sea, NO DEPENDIENTE, de nada ni de nadie (des-apego).

La crianza con apego contempla:

  1. El contacto piel con piel al nacer (sin barreras de ninguna clase que se interpongan entre la madre y el hijo).
  2. Lactancia materna (a demanda, hasta que el crío ya no busque el pecho).
  3. Llevar al bebe en un portabebés (no en un carrito).
  4. Dormir junto al bebé o en colecho.
  5. Consolar al bebé cuando llora.
  6. Anteponer sus necesidades a los horarios.
  7. Mantener el equilibrio entre caprichos y necesidades.

Cuando al bebé se le priva de alguno o varios de estos derechos tenderá a ser un adulto dependiente, en mayor o menor grado. Es por eso que las adicciones están tan a la orden del día, porque el estilo de vida moderno implica el sacrificio de una buena parte de los mencionados aportes para el equilibrio del bebé (y posterior adulto). O dicho de otro modo: el desapego en la infancia supondrá un adulto dependiente, en mayor o menor medida. Y la dependencia y las adicciones van de la mano.

Esas carencias infantiles relacionadas con la figura de la madre, con la del padre o con la de ambos determinarán los tipos de adicciones que experimente el individuo siendo ya un adulto.

Por ejemplo, la adicción a la cocaína implica claramente un conflicto con la figura del padre, porque las sensaciones que produce están directamente relacionadas con la Polaridad Masculina, como la sensación de fuerza, poder o confianza en uno mismo. Siendo que la adicción a la marihuana pone de manifiesto un conflicto con la figura de la madre, o la Polaridad Femenina, pues calma, relaja y permite "suavizar" las aristas y los vértices de la vida, igual que una madre amorosa para con su hijo.

No obstante, adicciones puede haber hacia, prácticamente, cualquier cosa (televisión, teléfono móvil, videojuegos, trabajo...), sustancia (chocolate, alcohol, dulces...) o persona (pareja, hijos, un amigo...).

Por descontado, la SANACIÓN (para siempre) de las adicciones, pasa por la resolución del conflicto original (raíz), asociado a esas carencias de la infancia.

Una etapa crucial en las que la relación con los padres, y sobre todo la figura de la madre, marcará a fuego lo que será ese ser humano de adulto.

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