Salud y asertividad

 
Si después de comer alimentos ecológicos, pasear por la playa descalzo y tomar el Sol no terminas de tener suficientemente fuerte tu sistema inmunitario es porque no has tenido en cuenta lo más importante: tu actitud.

Nuestro cuerpo es una proyección muy exacta, y en tiempo real, de lo que nosotros somos como individuos en cada momento, y el sistema inmunitario está íntimamente relacionado con una cualidad humana que no es muy habitual: la asertividad. Por eso, la mayoría de la población no tiene su sistema inmunitario en equilibrio.

Un sistema inmunitario hiperactivo puede desencadenar, por ejemplo, una enfermedad autoinmune. Y un sistema inmunitario demasiado pasivo será especialmente vulnerable a las infecciones.

El sistema inmunitario está en equilibrio cuando es capaz de repeler exitosamente una agresión con la menor cantidad posible de recursos y de energía.

La asertividad es una cualidad que nos permite repeler una agresión sin agresividad, es decir, con amabilidad, y, al mismo tiempo, con firmeza. O defender una idea con vigor pero sin humillar a nuestro interlocutor. O hacer valer un derecho sin violencia, pero de forma clara y contundente.

La asertividad también es la capacidad para marcar límites de una forma educada, sin avasallar, y sin quedarse uno cohibido por el miedo. Por eso, es fundamental saber defender la integridad de un territorio (el ser que somos), para que nuestro sistema inmunitario sea igualmente capaz de defender el territorio que le ha sido asignado: nuestro propio cuerpo. A fin de cuentas, nuestro sistema inmunitario es como nosotros somos. Es nuestro espejo fiel.

Ni más ni menos.

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