Padre y Madre

La situación extraordinaria que estamos viviendo en el momento presente nos plantea el mayor desafío de nuestra historia y nos invita a sacar lo mejor que cada uno llevamos dentro.

Nosotros, los seres humanos, somos una unidad compuesta de dos polaridades: la masculina y la femenina. Y cada una de estas polaridades representa una aspecto esencial de nuestro ser.

La Polaridad Femenina (o "Yin"), por una parte, aglutina el respeto, la tolerancia, la empatía, la delicadeza, la comprensión, la compasión, la dulzura, el cariño, la amabilidad, la serenidad, la solidaridad, la compasión... Y, por otro lado, tenemos la Polaridad Masculina (o "Yang"), que representa el valor, el coraje, la capacidad de luchar, de defendernos o de buscarnos el sustento, la asertividad, la determinación, la confianza, la fuerza, la resistencia, la dureza...

Para que un ser humano (independientemente, de que sea hombre o mujer) pueda prosperar en la vida, se mantenga alejado del dolor y del sufrimiento y consiga sus objetivos es esencial que tenga en equilibrio y potenciadas ambas polaridades: la masculina y la femenina. Sin embargo, es frecuente que esto no sea así. Y esto es debido a conflictos (a menudo, inconscientes) con la figura del padre y de la madre.

Como decía al principio, la situación tan especial y desafiante que afecta al mundo en este momento requiere de nosotros desarrollar ambas polaridades. La masculina, para sacar las fuerzas, el valor y la confianza para lidiar con situaciones que fácilmente podrían hundirnos física, mental o emocionalmente. Y la femenina, para poder cuidarnos, autorregularnos y experimentar comprensión, empatía y tolerancia hacia nosotros mismos y hacia los demás.

Conviene saber que la Tierra, a una escala cósmica, representa y simboliza la Polaridad Femenina, y está directamente relacionada con la figura de nuestra madre. Mientras que el Sol representa y simboliza la Polaridad Masculina, y está directamente relacionado con la figura de nuestro padre.

Caminar todos los días descalzo sobre la tierra, la hierba o la arena nos conecta inmediatamente con la Polaridad Femenina y nos ayuda a sanar el vínculo con nuestra madre. Y, asimismo, tomar todos los días un rato el Sol nos conecta con la Polaridad Masculina y nos ayuda a sanar el vínculo con nuestro padre.

Padre Sol y Madre Tierra.
Somos hijos de una estrella y de un planeta.

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