El Sistema Inmunitario explicado con un caso que tuve en mi consulta



Hace algunos años, acudió a mi consulta una mujer de unos treinta y pocos que padecía hongos vaginales desde hacía unos meses. Había probado distintos tratamientos: convencionales y otros naturales, pero ninguno de ellos había conseguido eliminarlos.

Incluso sin ser algo grave, sí que le resultaban muy molestos e incómodos los picores frecuentes que padecía, porque a veces eran muy intensos, y eso le ponía en situaciones comprometidas a la hora de hacer vida social.

Cuando le pregunté qué estaba sucediendo de destacable en su vida poco antes de tener los primeros síntomas, me comentó que había empezado una relación con un hombre. Un hombre del que se había enamorado pero que sólo la utilizaba para tener relaciones sexuales. Nunca salía con ella a cenar, ni al cine, ni de paseo, ni en una escapada de fin de semana. Y a pesar de que dichas relaciones sexuales le resultaban muy placenteras a esta mujer, por otro lado se sentía tremendamente frustrada al comprobar, semana tras semana, que esa relación no evolucionaba hacia algo más profundo y amoroso.

Dicho hombre, tenía el control absoluto sobre ella. La veía cuando a él le apetecía, la utilizaba para su propia satisfacción y luego desaparecía durante días sin dar señales de vida. Aunque ella, evidentemente, consentía esa situación. Ambos eran corresponsables. Pero sólo ella tenía síntomas porque sólo ella sentía el conflicto.

Fijémonos, por una parte, en que la vagina, como órgano femenino, simboliza la sexualidad. Y, por otro lado, el sistema inmunitario representa la asertividad, la capacidad de una persona para marcar límites y también para defenderse ante una amenaza o una agresión. 

Teniendo en cuenta que nuestro cuerpo es un fiel reflejo de lo que nosotros somos, por la misma regla de tres, la capacidad defensiva de nuestro Sistema Inmunitario depende, esencialmente, de nuestra capacidad a la hora de defender nuestro "territorio", o lo que es lo mismo: nuestro propio espacio vital.

Los hongos vaginales son unos microorganismos que viven de aprovecharse de unas circunstancias. Pero lejos de aportar algo positivo al cuerpo, se dedican a causar molestias y daños. En condiciones de salud, serían perfectamente neutralizados por un sistema inmunitario fuerte. Pero si esas defensas están bajas, pueden proliferar en la vagina, conquistarla, hacerse fuertes y causar problemas.

Como podemos observar, la afección de mi cliente era como una metáfora muy fiel de lo que estaba sucediendo en su vida. Veamos esos paralelismos:

  • Los hongos penetran en su vagina y se aprovechan de unas circunstancias favorables (calor, humedad) para hacerse fuertes (tomar el control)=El hombre penetra en ella (en su corazón, en su vida) y se aprovecha de unas circunstancias favorables (calor=afecto, humedad=emociones) para hacerse fuerte (tomar el control de la situación).
  • Ella no es capaz de pararle a él en su comportamiento. Más bien, se muestra débil ante él=Su sistema inmunitario no es capaz de parar a los hongos porque está debilitado.
  • El núcleo del conflicto (en el plano físico) es la vagina=El núcleo del conflicto (en el plano simbólico) es su sexualidad.
Asimismo, el síntoma dominante es un picor recurrente y a menudo intenso, lo que le obliga a ella a rascarse en la zona afectada. Y aquí la metáfora es muy clara: ella tiene "algo que rascar" en su sexualidad, es decir, algo que comprender y algo que aprender.

A lo largo de esa primera consulta, mi cliente y yo nos dedicamos a hablar de todo este asunto. No llegamos a hablar de alimentación ni de otras terapias complementarias para solucionar su caso. Pero  después de esa conversación que mantuvimos, en la que yo le ayudé a observar esos paralelismos, ella lo vio todo tan sumamente claro que decidió tomar cartas en el asunto de inmediato y poner fin a esa situación. O sea, poner fin a esa relación tóxica que mantenía con ese hombre.

Aproximadamente, entre diez y quince días después de aquella primera consulta con esta cliente, recibo una llamada telefónica de ella en la que me dice emocionada y muy contenta que ya no tiene ningún síntoma y que se encuentra perfectamente.

Algunas personas denominan a esto CURACIÓN CUÁNTICA.

(Observación: la foto que ilustra este artículo está sacada de un banco de imágenes. No se corresponde con la de mi cliente).

Comentarios