Tiempo para el gozo



Los seres humanos somos imanes emocionales; y son nuestras emociones las que, esencialmente, atraen a nuestra vida las distintas situaciones que experimentamos. Esto, en la práctica, significa que si nuestra emoción predominante es la alegría, por ejemplo, atraeremos hacia nosotros situaciones que nos provoquen alegría. Pero si la que predomina es la frustración, la rabia o la tristeza, por ejemplo, pues, irremediablemente, atraeremos más situaciones que nos causen frustración, rabia o impotencia. Así de simple. Y en este punto, hago una aclaración: todos somos responsables de las emociones que alimentamos. Al cien por cien. Y si una realidad se antoja desagradable y eso nos provoca una emoción dolorosa que nos perturba, nosotros elegimos dejarnos arrastrar por esa emoción o sobreponernos a ella. Nadie más puede rescatarnos ni salvarnos. Sólo tú te salvas a ti mismo.

El caso es que me encuentro a menudo con personas que viven prácticamente ajenas al gozo. Entendiendo "gozo" como un estado de amplia y profunda alegría que suele darse cuando nos entregamos en cuerpo y alma a una tarea que amamos.

Sin embargo, hay personas para las que pasan los días, las semanas, los meses, e incluso los años, y que no hacen hueco en su cotidianidad para el gozo, para esa sensación maravillosa mezcla de alegría y de plenitud.

Si por una de aquellas, te gustaría llevar una vida mucho más alegre y plena, es decir, gozosa, entonces es fundamental que trates de encontrar todos los días un espacio y un tiempo para tu gozo personal, sea el que sea. Si el gozo no llega a ti, no pasa nada, tú puedes crearlo. Tú eres el creador de tu universo, de tu realidad. Y tu realidad es una fusión de tu universo mental y emocional. Básicamente.

Seguro que hay muchas cosas que te encantan, que te fascinan o que te apasionan. Da igual lo que sea: cantar, dibujar, nadar, ir en bici, hacer yoga, leer, darte un baño caliente, escribir, jugar con tu hijo... Y seguro que si te lo propones podrías encontrar todos los días un hueco para entregarte a esa tarea que te hace sentir gozo en tu corazón. Insisto: cuanto más te instales en el gozo, tantas más situaciones gozosas atraerás a tu vida. Es, simple y llanamente, la Ley de Atracción en su estado más puro.

Ni más ni menos.

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