Aunque yo nunca he tenido uno, sí que he conocido a muchas personas que lo han sufrido, y, hablando con algunas de ellas, he podido contrastar mis conclusiones. Así que ahora, paso a compartirlas con vosotros.
La palabra "herpes" proviene del griego "ἕρπης", que alude a un "animal semejante a una serpiente" (tipo culebra). Y ésta, a su vez, proviene del verbo "ἕρπειν", que significa "reptar" o "arrastrarse".
El herpes se asocia a una serpiente porque en esta enfermedad aparecen lesiones cutáneas vesiculosas que siguen el trayecto del nervio sensitivo afectado, dando la apariencia de una faja o franja serpenteante.
Por otro lado, "arrastrarse" (por lo suelos) alude a una actitud humillante, es decir, sentirse uno humillado o humillarse ante alguien.
El otro tema capital es el fuego, ya que muchas veces a este tipo de herpes se le denomina "fiebre" o "calentura". Pero ese "fuego" aparece en forma de "pupa" porque no ha sido expresado (ira, rabia, resentimiento). Y lo que no se expresa se convierte en síntoma. En este caso, en el labio. Es decir, algo que me produjo rabia, ira o resentimiento no llegué a verbalizarlo. Estuve a punto (lo tenía "en la punta de los labios"), pero no llegué a hacerlo, lo reprimí.
Aunque el herpes también puede representar:
- Una forma inconsciente de evitar el beso con alguna persona con la que tengo un conflicto (para, por ejemplo, castigarla).
- Enfado inconsciente (culpa) por haber hablado de malas maneras a alguien.
- Frustración por no poder besar a alguien a quien solía besar (por estar separado de esa persona).
- Dolor, frustración o pena no verbalizados.
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