Desahogarse cura


Durante todos los años que llevo pasando consulta (15), he podido comprobar sobradamente la importancia de dar un espacio y un tiempo a mis pacientes para que pudieran desahogarse y sacar hacia fuera lo que llevaban dentro y les angustiaba. Eso que les causaba pesar, dolor, inquietud o malestar. Eso mismo que les alejaba de la armonía, la salud o el equilibrio.

A algunos de vosotros quizá os costaría creer lo mucho que puede llegar a dañar a una persona una carga emocional que no se verbaliza, que no se comparte, que no se saca hacia fuera y se libera. De hecho, una gran cantidad de enfermedades graves se gestan, en gran medida, como consecuencia de esas mismas emociones no expresadas.

Y si digo que me parece esencial poder dar ese espacio y ese momento de expresión a quien lo necesita, quiero dejar claro que no me refiero a fomentar el victimismo. 

Porque no es lo mismo decir algo como:

- Últimamente, la vida me ha tratado muy mal.
- Tú no me quieres.
- Mi jefe es muy injusto conmigo.

Que decir algo como:

- Últimamente, he sufrido mucho.
- No me he sentido amado.
- Me ha dolido la actitud de mi jefe conmigo.

Las frases del primer grupo son juicios que, además, nos colocan en un papel de víctima; y, por lo tanto, no nos ayudan en nuestro proceso de estar cada vez mejor. Sin embargo, las frases del segundo grupo hablan de sentimientos o emociones que nos causan dolor o sufrimiento. Y son esas emociones claramente dañinas las que conviene exteriorizar cuando antes para que dejen de hacernos daño y enfermarnos.

Fijémonos que las frases del segundo grupo tienen otro denominador en común, y es que todas se enuncian en pretérito. Algo fundamental para salir del estado en que nos encontramos, ya que si las enunciáramos en presente no haríamos sino alimentar el bucle de malestar en el que nos encontramos; más que nada, porque nuestra mente inconsciente las tomaría como decretos. Y los decretos, para el inconsciente, van a misa. Se cumplen sí o sí.

Lo cierto es que la palabra es una de las formas más simples y eficaces de transformar nuestra realidad, y también puede ser un excelente vehículo para liberarnos de una pesada y dolorosa carga. Por eso, es de gran ayuda brindar a quien lo necesite esos espacios y esos momentos de desahogo.

A fin de cuentas, hay pocas cosas en esta vida que alivien más que sentirse escuchado y comprendido. Sólo esto puede marcar la diferencia entre ir a peor o a mejor, entre hundirse o salir a flote, entre enfermar o mantener la salud.

Comentarios