¿Existe la alimentación perfecta?



Hace unas semanas, al final de una consulta, una paciente me preguntó si existía la alimentación perfecta. Y como la respuesta que le di entiendo que fue bastante jugosa, ahora comparto con vosotros un resumen de esa contestación.

Para mí, la perfección no es un estado absoluto sino uno en el que predomina claramente lo positivo frente a lo negativo, el equilibrio frente al desequilibrio, la salud frente a la enfermedad, la alegría frente a la infelicidad. Pero todos ellos son estados hacia los que tendemos y que, en el mejor de los casos, podemos tratar de mantener.

Por otro lado, si estamos de acuerdo en que el ser humano cambia y evoluciona a lo largo del tiempo, por muy adecuada y saludable que sea su alimentación, ésta también debería evolucionar con el tiempo, para poder acompasar el propio ritmo de la persona. Así que, de todo esto, podemos deducir que esa alimentación ideal debería ser algo dinámico, no estático. 

Otra cosa que podemos tener clara es que, aunque cada persona es un mundo, y cada cual tiene sus circunstancias, hay una serie de hábitos que favorecen a todos. Por ejemplo: comer regularmente una cierta cantidad de alimentos crudos (sobre todo, frutas y verduras) e integrales (semillas, granos, cereales, legumbres, frutos secos...), procurando que todos ellos sean naturales al máximo. Y luego, a partir de ahí, son muchas las cosas que se pueden hacer o dejar de hacer para disfrutar de una alimentación más saludable y equilibrada.

Al final, la alimentación perfecta es aquella que te permite estar lo mejor posible, la que te ayuda a equilibrarte, la que te aleja de la enfermedad, la que contribuye a que estés cada vez mejor y a que te sientas cada vez más feliz.

Por ejemplo, en un momento de tu vida en el que te sientas triste o deprimido incrementar la cantidad de raíces (zanahorias, remolacha, nabo, chirivía, rábano...) en tu dieta puede ayudarte enormemente a salir de ese estado. O en otro en el que necesites una gran concentración las semillas pueden contribuir mucho más que la fruta o la verdura. O quizá, si tu vida se ha vuelto demasiado monótona, el poner color en tus ensaladas y variedad en tus platos te facilite conectar con nuevas energías y posibilidades.

Desde luego, si estás bien asesorado, el comer sano puede ser una elección que lejos de restringirte o limitarte te conduzca a un universo de numerosas posibilidades.

Ricas y sabrosas posibilidades.

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