Temperatura corporal y carácter


De todos los factores que pueden contribuir a la temperatura corporal de una persona, el carácter y el estado de ánimo son los más importantes; con diferencia.

Mientras que la frialdad propicia una temperatura más baja de lo normal (sensación de frío) la calidez de una determinada persona favorece que su temperatura corporal esté más equilibrada y tienda a mantenerse cálida (cercana a los 37ºC).

Por otro lado, tenemos a esas personas que se calientan (enfadan) con facilidad, que suelen ser las que más sufren en verano, porque a su temperatura corporal, por encima de la media, se suma la ambiental. El resultado suele ser sofocante.

La temperatura corporal de alguien también puede variar en un momento determinado en función de  su estado de ánimo. Por eso, es fácil que una persona que se está mostrando excesivamente fría con otra empiece a notar frío (sobre todo, en sus extremidades), mientras que otra que actúa amorosamente (con calidez) puede mantener su cuerpo caliente incluso en un ambiente frío.

Cuanto más equilibrada esté una persona, menos le afectará el frío o el calor, ya que ese equilibrio tenderá a mantener su temperatura corporal constante más allá de la temperatura ambiental que domine en ese momento.

Las emociones que más ayudan a mantener caliente el cuerpo son la calidez, la dulzura, el cariño, la comprensión, la simpatía, la amabilidad, la tolerancia... pero la ira, la cólera o la rabia pueden calentarlo en exceso y desequilibrarlo.

Por su parte, las emociones que más enfrían el cuerpo son la frialdad, el miedo, la tristeza, la melancolía y el rechazo.

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