Estas tres aptitudes te llevarán más lejos que un cohete


FE (en ti mismo):

La fe consiste en creer en aquello que no ves. Y aunque seas ateo, seguro que tienes fe en la silla que utilizas (fe en que no se romperá cuando te sientes), o fe en el avión que te lleva a tu destino (fe en que no se estrellará), o fe cuando sales a la calle (fe en que regresarás sano y salvo a tu casa). Si te paras a pensarlo, a lo largo del día, tienes fe en decenas de cosas que no ves.

Pero si existe una fe más importante que todas esas es la fe en ti mismo. Y esta clase de fe implica que tú piensas que puedes hacer o conseguir algo... aunque de antemano no sepas cómo hacerlo. Tú, simplemente, crees que puedes hacerlo, crees que puedes conseguirlo. Estás seguro de ello. Estás convencido. No lo dudas. Porque no te focalizas en las limitaciones, en los inconvenientes ni en los obstáculos. Te focalizas en tu objetivo. Y es ahí donde pones tu energía, tu atención y tu...


...VOLUNTAD:

La voluntad no espera a la inspiración, ni espera a que tus circunstancias sean favorables. La voluntad no espera a que tengas un buen ánimo, suficiente energía o buena disposición. La voluntad no espera a que te sientas motivado. La voluntad no entiende de eso. La voluntad te permite hacer lo que tú has decidido hacer más allá de todas esas circunstancias. O incluso más allá de todos los obstáculos o inconvenientes que puedas imaginar.

La voluntad es tu decisión. Es hacer algo cuando tú lo decides. No son tus circunstancias las que deciden. Eres tú.

Si estás cansado, te da igual. Si estás triste o deprimido, te da igual. Si temes hacer el ridículo, te da igual. Porque tu voluntad sirve, precisamente, para eso: para ponerte a ti y a tus metas por encima de las circunstancias. Cualesquiera que éstas sean.


CONSTANCIA:

Si decides aplicar tu voluntad para conseguir aquello que deseas, te hará falta su aliada perfecta: la constancia.

La voluntad te permite ponerte en situación y empezar a actuar. Con ella das el primer paso. Mientras que la constancia, por su parte, te permite no tirar la toalla durante el camino, y que al final de éste llegues a tu meta.

Puedes tener fe en ti mismo y voluntad de hacer las cosas, pero sólo la constancia te permitirá mantener firme tu propósito, hacer frente a los obstáculos, al desánimo, al miedo o a tus flaquezas.

Recordemos: una sola gota de agua no puede horadar una roca. Pero una gota detrás de otra, cayendo en el mismo sitio, una y otra vez, seguro que sí.

Cuestión de tiempo.

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