La mayor fuente de sufrimiento en el ser humano


¿Te has pillado alguna vez pensando negativamente sobre algo que podría estar sucediendo o que podría llegar a suceder?

Ese tipo de elucubraciones conducen a la inseguridad, a la incertidumbre, a la desconfianza, y, sobre todo, al miedo. El miedo, a su vez, provoca incomodidad, ansiedad y desasosiego. Y si estas emociones se sostienen y alimentan es fácil que terminen desembocando en enfermedades.

El hábito de viajar a un pasado doloroso con la memoria es igualmente dañino, pero he comprobado que todavía está más extendido entre las personas el de viajar al futuro y elucubrar negativamente.

Por ejemplo:

Trabajas en una gran empresa, y en ella, desde hace un par de semanas, están llevando a cabo una serie de despidos. En un momento dado, recibes un correo electrónico de tu jefe comunicándote que desea que acudas a su despacho dentro de tres días para hablar contigo de algo importante.

Durante esos tres días estás con el alma en vilo, angustiado, estresado, no duermes por las noches... fundamentalmente, porque piensas que lo que desea decirte tu jefe es que estás despedido... con todo lo que eso supone: adiós a poder pagar la hipoteca, adiós a las vacaciones en Italia, adiós a poder renovar tu coche viejo...

Así las cosas, cuando llega el día de hablar con tu jefe, este te dice que está muy contento con tu trabajo y que ha decidido ascenderte. Un ascenso que, además, implica un sustancioso aumento de sueldo.

Entonces, pasas del infierno al cielo en cuestión de pocos segundos. Y luego piensas: ¿Cómo pude ser tan tonto de imaginar lo peor? ¿Mereció la pena darle vueltas a la cabeza y sufrir tanto? ¿No habría sido mejor no pensar nada y esperar a la conversación con mi jefe?

Pues, como ésta, se dan a menudo otras tantas situaciones en las que las personas, pudiendo elegir no pensar nada, o pensar positivamente, eligen pensar en lo peor. Y este mecanismo, recurrente en el ser humano, es una de las principales fuentes de sufrimiento y de enfermedad.

Por mi propia experiencia, he llegado a la conclusión de que uno de los requisitos imprescindibles para ser feliz es vivir en el presente. Procurar mantener la mente en el aquí y en el ahora. Algo que sólo puede conseguirse con entrenamiento. Y no ya tanto luchando contra los pensamientos negativos sino cultivando y nutriendo los pensamientos positivos.

A fin de cuentas, no es más que una elección:

Elegir dónde ponemos nuestra atención.
Elegir qué tipo de pensamientos alimentamos.
Elegir pensar positivamente.
Elegir ser felices.

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