Modulación personal

La corriente eléctrica que llega a nuestras viviendas es una corriente alterna con una tensión aproximada de 220 voltios. Es la corriente que está disponible en todos y cada uno de los enchufes de nuestra casa. Sin embargo, cuando vamos a cargar el móvil o utilizamos nuestro ordenador portátil nos servimos de un pequeño transformador que convierte la corriente alterna en corriente continua y los 220 voltios en 5, 9 ó 12 voltios, por ejemplo.

La corriente eléctrica en ningún momento deja de ser corriente eléctrica. Lo es mientras viaja de la central eléctrica hasta nuestras casas, y lo es mientras hace funcionar nuestro ordenador. Pero el que sea transformada de 220 a 12 voltios permite que éste pueda funcionar normalmente sin quemarse. Y lo mismo sucede con nuestro móvil: el pequeño cargador-transformador permite convertir los 220 voltios en 5, para poder alimentarlo y que funcione sin contratiempos, ya que un exceso de voltaje lo freiría instantáneamente.

Es decir, hay aparatos que pueden conectarse directamente a la corriente mediante un simple enchufe (como un frigorífico o una lavadora), y otros que necesitan de un adaptador (o transformador) que convierta la corriente original en otra apropiada para su correcto funcionamiento.

A este proceso podemos denominarlo CONVERSIÓN ELÉCTRICA. Un mecanismo que nos permite poder adaptar la corriente eléctrica de nuestras casas mediante determinados dispositivos para que ciertos aparatos puedan funcionar de acuerdo con nuestros deseos o expectativas.

Yo entiendo que algo semejante es deseable que ocurra con las personas. Es decir, cada uno es como es. Cada uno tiene su propia forma de ser, su propia personalidad. Pero la inteligencia nos faculta para poder modular lo que somos en cada momento, de tal manera que, sin dejar de ser nosotros mismos, seamos capaces de adecuarnos o adaptarnos armoniosamente a las circunstancias o personas que nos rodean en cada momento.

A este mecanismo humano, yo lo denomino MODULACIÓN PERSONAL.

La atención y la inteligencia práctica son potenciales que todos albergamos y que nos permiten modularnos (y modelarnos) para poder dar lo mejor de nosotros mismos en cada situación y ante cualquier persona. Simplemente, hace falta utilizarlos convenientemente.

Seguramente, no hablamos de la misma forma cuando nos dirigimos a un niño pequeño que a un adulto maduro. Como tampoco es igual el afecto que expresamos hacia un cliente que hacia una pareja. En ninguno de esos casos dejamos de ser nosotros mismos. Simplemente, nos modulamos, nos transformamos, para que eso que deseamos expresar o transmitir llegue al otro de la mejor manera posible. Para que nosotros nos sintamos a gusto en nuestra propia piel (ser fiel a uno mismo) y para que propiciemos que el otro también se sienta a gusto en la suya. Esto es la MODULACIÓN PERSONAL.

Ni más ni menos.

Comentarios