Detalles aparentemente insignificantes que pueden desequilibrar sobremanera tu alimentación

Hace un par de meses vino a mi consulta una chica que andaba un tanto desesperada. Hacía unas comidas muy ligeras, basadas en vegetales, apenas ingería carne, grasas ni comestibles, tomaba mucha fruta y sus alimentos eran integrales y ecológicos. Sin embargo, tenía un sobrepeso de unos quince quilos. Algo que le parecía incomprensible. Pero claro... todo en esta vida tiene una explicación.

Me bastaron unas pocas preguntas para descubrir que en su dieta y en algunos de sus hábitos había ciertos hábitos aparentemente insignificantes pero que, sumados, eran fuente de toxemia, y, a la postre, la causa de su palmario sobrepeso.

He aquí sus errores dietéticos:

1) Solía comer deprisa y masticando muy poco la comida. Un hecho más que suficiente (por sí mismo) como para provocar fermentaciones intestinales, las cuales generan toxinas que luego se convierten en grasas en el tejido adiposo.

2) A todas sus ensaladas añadía, vinagre o tamari (una salsa de soja fermentada de consumo habitual entre los macrobióticos) y frutos secos. Una mezcla de alimentos altamente antagónica.

3) A menudo tomaba en la misma comida almidones (pan, legumbres, arroz) y proteínas (tofu, seitán, frutos secos), algo nada recomendable, ya que dificulta y alarga las digestiones y genera fermentaciones (toxinas, al final).

4) En otras ocasiones, era fácil que rematara una comida con queso, algo nada recomendable, ya que se trata de un alimento proteico muy nutritivo que obstaculiza las digestiones de proteínas o almidones.

5) A veces, terminaba de cenar y a continuación se metía en la cama, por lo que la digestión se interrumpía y se producían fermentaciones que, nuevamente, daban lugar a toxinas.

Total: bastó que corrigiera estos cinco hábitos para que en cuestión de pocos días empezara a experimentar una recuperación de su peso normal y una mejora progresiva y notable de sus problemas de salud (dolores abdominales, flatulencias, dolores de cabeza, pesadillas y agotamiento).

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