Conflictos detrás del dolor de garganta

 
De acuerdo con la experiencia recogida de mis pacientes (y de mí mismo, en más de una ocasión), en el plano psicosomático todos los dolores de garganta tienen algo en común: hay algo que le duele al ser humano que lo padece. Algo, me refiero, que va más allá del propio dolor de garganta. Algo... en su vida personal.

Muchas veces, el dolor de garganta se manifiesta al tragar saliva. Y ese simple síntoma, ya de por sí muy revelador, viene a significar que el paciente está viviendo una situación que tiene que tragar (en contra de su voluntad o de su punto de vista) y que en ese acto de intentar digerirla, duele; es decir, molesta, incomoda, irrita... Una irritación del ánimo que suele reflejarse en una irritación de la mucosa de la garganta.

Otras, el dolor acontece de forma más o menos continuada, independientemente de la deglución. Y hasta donde yo he podido observar en estos casos, ese dolor suele delatar un sentimiento, una emoción o un pensamiento que uno necesitaba expresar a toda costa pero que no ha terminado expresando. Y nuevamente, una situación que resultaba dolorosa y molesta. Entonces, al no sacar por la boca esa vivencia, al no decirla o contarla, al reprimirla y ser dolorosa, queda anclada en la garganta, produciendo dolor. Incluso es frecuente que este tipo de situaciones puedan generar un síntoma distinto, como, por ejemplo, la fiebre (pupas) en los labios. Debido, fundamentalmente, a esas situaciones que nos queman y que no expresamos verbalmente, es decir, que se quedan justo en la frontera, entre nuestra boca y el mundo exterior.

Como no podía ser de otra manera, el miedo es que el nos frena, el que nos cohíbe para no expresarnos. Y como cualquier energía no armónica (amorosa) que reprimimos, tenderá a desencadenar un síntoma; o bien, a la larga, una enfermedad.

De lo dicho se desprenden dos posibles formas de prevenir el dolor de garganta: decir lo que pensamos/sentimos (con valor y asertividad), en vez de reprimirlo; o bien cambiar nuestra perspectiva de la realidad, o de una determinada situación, para que ésta no nos irrite, o para que podamos tragarla suavemente y sin asperezas.

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