El peor enemigo de la plenitud

Todo ser humano alberga dentro de sí un mecanismo grabado a fuego que le impulsa hacia delante y hacia arriba. Sin embargo, puede suceder, y a menudo ocurre, que esta tendencia se ve obstaculizada por otro resorte muy poderoso, que es el que verdaderamente nos aleja de experimentar una vida en plenitud. Una plenitud que tiene mucho que ver con el hecho de ser uno mismo y de hacer lo que uno siente en cada momento de su vida.

He aquí algunos ejemplos, simples y cotidianos, de cómo el miedo nos aleja de esa deseada plenitud. Algunos de ellos están sacados de la propia realidad:

Gabriel: María, dime algo que te gustaría hacer y que aún no has hecho.
María: La verdad es que me encantaría hacer un viaje en solitario por Australia, es uno de mis mayores sueños, pero siendo mujer y ya con cincuenta años... no me veo.
----------
Linda: Qué maravilla que en una isla como ésta todas las playas sean nudistas. Fue un acierto venir a Formentera. ¿Sabes el gusto que da meterse en el mar desnudo?
John: No es que no me apetezca, Linda. Imagino que tiene que ser una delicia esa sensación de libertad, pero me da tanto corte...
----------
Lucía: Como bien sabes, he salido con muchos chicos del instituto, Paco, pero nunca me he sentido satisfecha del todo, porque en el fondo yo quería estar con chicas. Ahora me siento muy atraída por Lorena, y daría lo que fuera por salir con ella.
Paco: ¿Y por qué no te lanzas? Yo no sé si ella está por la labor, pero desde luego te mira mucho, y está clarísimo que no lo hace con desagrado.
Lucía: A mis padres no les haría ninguna gracia saber que su hija es lesbiana. Son muy conservadores. Ni tampoco tengo ganas de que en el instituto todo el mundo me señale con el dedo.
----------
Gianfranco: Si yo pudiera, me dedicaría a la artesanía. No hay nada que me guste más en este mundo. Pagaría por hacerlo. Y sé que se me da muy bien. Es que ya estoy asqueado de mi trabajo, del horario que tengo, del tirano de mi jefe, de no tener tiempo para estar con mi mujer y con mis hijos...
Giuseppe: ¿Y por qué no te planteas un cambio ? ¿Por qué no empiezas a darle forma, aunque sea en tu mente?
Gianfranco: Porque tengo bocas que alimentar, Giuseppe. Y tal como está la cosa hoy en día...
----------
Laia: No comprendo por qué permites esta situación, Alicia. Tu hijo ya tiene treinta y cinco años y lleva toda la vida contigo, parasitándote a ti y a tu pensión. Le das todo y el no te da nada. Y estás renunciando a disfrutar de tu jubilación por sacarle las castañas del fuego. Has trabajado toda una vida y ahora no eres capaz de disfrutar de lo que legítimamente te corresponde. ¿Por qué no te pones en tu sitio de una vez por todas?
Alicia: Él es todo lo que tengo. Además, ¿qué haría él sin mí?
----------
Armand: Llevo años en tratamiento y esta artrosis no se me cura. Los médicos no hacen más que darme pastillas. Y ya llevo dos operaciones: una de rodilla y dos de cadera. Estoy harto.
Annabelle: Con un cambio en tu alimentación, cataplasmas de arcilla y fricciones con hojas de aloe-vera podrías notar una mejoría espectacular en pocas semanas. Hasta podrías curarte de aquí a unos meses. Sé de casos en que ha ocurrido. ¿Por qué no pruebas? No tienes nada que perder.
Armand: Casi que prefiero estar como estoy, no vaya a ser que no funcione y me ponga peor...
----------
Sarah: ...pues yo aceptaría encantada si me invitaras a cenar. ¿O es que no te gusto?
Paul: Me gustas, y mucho, Sarah. Eres preciosa y encantadora, de verdad. Pero no me parece apropiado lo que me propones. Esto es la universidad. Yo soy tu profesor y tú mi alumna. Tú tienes veintitrés años y yo treinta y siete...
----------
Silvia: ¿Te apetece una chuleta? La estás mirando con una cara de deseo...
Marcos: La verdad es que huele de maravilla, y tiene una pinta estupenda. Pero ya sabes que yo soy vegetariano...
----------
Olga: Entonces, ¿qué vas a hacer al final? ¿Te vas a arriesgar?
Yerai: Es una decisión muy importante y no quiero equivocarme. Voy a aprovechar que este verano viajo a la India para comentárselo a mi maestro, a ver qué opina él. Es que es tan sabio... Él siempre acierta. Así que haré lo que él me aconseje.
----------
Caroline: Yo pensaba que estabais felices y a gusto, que disfrutabais cada vez que estabais juntos, que existía una conexión especial entre vosotros...
Kirea: Y así es, me siento muy a gusto con él, pero... tengo dudas, y mis sentimientos fluctúan. Además, tengo miedo de darme más, de enamorarme, de sufrir... incluso de hacerle daño... Por eso creo que lo mejor es que nos relacionemos por Facebook. Es más seguro. Si quedamos... puede haber peligro...

Comentarios