Mentiras y verdades sobre la Dieta Mediterránea

Por definición (no la mía, que conste), las características principales de la Dieta Mediteránea son un alto consumo de productos vegetales (frutas, verduras, legumbres, frutos secos), pan y otros cereales (siendo el trigo el alimento base), el aceite de oliva como grasa principal y el consumo regular de vino en cantidades moderadas. A lo que habría que añadir también el papel que desempeña la ingesta de pescado azul.

¿Y cuál es mi opinión al respecto?

En realidad, lo más saludable es y será alimentarse de una forma lo más natural posible. 

Y si vivimos en la cuenca mediterránea (si viviéramos en La Coruña o en Nueva Zelanda sería algo distinto), lo natural es que en nuestra dieta predominen aquellos alimentos que crecen y se crían de forma natural en la zona del planeta donde vivimos. En este caso, en el Mediterráneo.

Yo, vivo en Valencia. Luego...

- Una considerable cantidad de frutas y verduras. Son esenciales para disfrutar de buena salud.
- Cereales, sí, por supuesto, pero integrales. Si son refinados, no tienen alimento (lo recalco: no tienen  alimento). Cereales como la espelta (el trigo ni en pintura), el arroz, el mijo o cualquier otro que se haya adaptado a nuestras condiciones climatológicas. O bien, que se haya rescatado del pasado su cultivo (como la espelta o el mijo).
- También legumbres, pero no en tanta cantidad como los cereales (digamos que la tercera parte que aquéllos).
- El aceite de oliva estupendo, sí, pero a condición de que sea virgen y de primera presión en frío. Nunca refinado (estamos con lo de siempre). Y conviene utilizarlo con moderación, no a chorros.
- En relación con los frutos secos, el mejor, con diferencia, sería la almendra (100% mediterránea), que, además, es alcalinizante de la sangre. Eso sí: a condición de que se coma cruda y con piel.
- Reto a cualquier persona a que me demuestre las propiedades curativas o medicinales del vino (con estadísticas y datos contrastados). O que me traiga algún libro titulado Cómo puedes curarte tomando vino regularmente. Otra cosa muy diferente sería tomar mosto (zumo de uva sin fermentar), pero el vino contiene alcohol (cualquier cultivo de células humanas que se coloque sobre vino muere casi de inmediato). Y si no es ecológico, contendrá sulfitos, restos de pesticidas y otras sustancias dañinas. Ahora bien, si lo que se toma es una copita de vez en cuando...
- Y respecto al pescado, pues lo natural sería consumir uno que se críe en aguas mediterráneas, pero teniendo muy presente que todos los mares de la Tierra (unos más y otros menos) están contaminados, y que los peces, sobre todo los de mayor calibre, acumulan sustancias tóxicas, como metales pesados y residuos químicos de muy variada índole. Si el pescado es de piscifactoría, aún peor, porque, ¿sabes lo que les dan de comer? ¿Y sabes que pueden estar tratados con hormonas, antibióticos y otras exquisiteces

Otro aspecto esencial de esta cuestión que conviene subrayar es que la dieta que seguían nuestros antepasados (abuelos, bisabuelos...) no incluía comestibles refinados, ni aditivos, ni pesticidas, ni hormonas o antibióticos. Era una dieta más o menos rica o más o menos pobre, pero fresca y natural. Así que si hablamos de las bondades de la dieta mediterránea es de justicia mencionar esto y tenerlo presente.

Obviamente, una buena salud no se fragua por casualidad. Y la relación que existe entre ésta y la dieta es muy estrecha. Un hecho que se constata cuando comparamos, por ejemplo, la dieta de uno de los países más desarrollados del mundo (y uno en el que peor se alimenta la gente), como es Estados Unidos, con algunos de los pueblos más longevos de la historia: los hunzas, los abcasios y los vilcabambas. Pueblos cuya alimentación estaba basada en vegetales, legumbres, cereales integrales, en los que apenas se tomaba lácteos (elaborados con leche cruda de cabra u oveja) y carne o pescado en contadas ocasiones.

Cunda el ejemplo.

Comentarios