¿Por qué yo no uso un horno de microondas?

Si vamos a hablar de este aparato tan socorrido y recurrente en las cocinas de la mayoría de hogares, conviene explicar antes cómo funciona.

El referido electrodoméstico contiene un dispositivo denominado magnetrón, el cual genera microondas, un tipo de ondas electromagnéticas de alta energía.

Los alimentos contienen agua en mayor o menor grado, y esas moléculas de agua son dipolos, es decir, que poseen un polo positivo y otro negativo (como un imán). Pues bien, la intensa radiación de microondas (cientos de veces superior a la de un teléfono móvil) que genera el horno a una determinada frecuencia (2450 MHz) provoca que esas moléculas de agua giren millones de veces por segundo en un sentido y otro, estableciendo la fricción de unas contra otras, y, por tanto, calentando el alimento.

Alguien podría pensar ingenuamente que todo eso ocurre con la portezuela del microondas cerrada, y que por consiguiente no hay peligro para la persona. A fin de cuentas, cuando termina el proceso de calentamiento, suena la campanita y abrimos dicha portezuela ya no hay microondas que puedan afectarnos. Lo cual es cierto, sí. Tan cierto como que las microondas ya han afectado al alimento. Afectado, me refiero, negativamente.

Los inconvenientes del horno microondas se desglosan en dos aspectos diferentes:

1) Por una parte, la fricción molecular que provoca el calentamiento también afecta a otras moleculas del alimento que no son agua, rompiéndolas o alterándolas (por ejemplo, algunos aminoácidos pasan de su forma trans -saludable- a su forma cis -tóxica-; o la L-prolina se convierte en su isómero-d, el cual es neuro y nefrotóxico), de tal modo que cuando son ingeridas no son reconocidas como afines a nuestro organismo, el cual las trata como si fueran cuerpos extraños, activando el sistema inmunitario, sus defensas y la denominada leucocitosis digestiva

 O sea, que debido a esta alteración molecular los nutrientes que contienen los alimentos son, literalmente, convertidos en toxinas, y tratados como tales por nuestro organismo, el cual se defiende contra ellas.

2) Los alimentos, al igual que las personas, poseen un campo bioelectrico (mensurable con una cámara Kirlian), cuya amplitud se corresponde con su grado de vitalidad, y el cual es completamente destruido por la radiación del horno microondas.

Es decir, que lo que realmente da valor a un alimento, más incluso que su riqueza y calidad en determinados nutrientes, es su grado de vitalidad. O, dicho de otro modo: la capacidad que posee ese alimento para darnos vida.

Dicha vitalidad se mide en unas unidades denominadas angstroms (Å).

Las sustancias que vibran a más de 6500 Å nos dan vida, las que vibran a menos, nos la quitan. Una persona sana vibra en torno a 6500 Å, una fruta ecológica a 8000-12000 Å, la carne cocinada a unos 2000 Å, y un alimento cocinado o calentado en horno microondas vibra cercano a los  0 Å.

La disyuntiva que pueda planteársele a algunas personas a la hora de decidir si siguen usando el microondas o si prescinden definitivamente de sus servicios puede resolverse fácilmente si uno se la plantea como:

¿Qué vale más, la comodidad y el ahorro de tiempo o mi salud a largo plazo?
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Referencias científicas:

- Dr. Hans Ulrich Hertel, Universidad de Lausana (Suiza).
- Atlantis Raising Educational Center, Portland, Oregon.
- Dra. Lita Lee, Health Effects of Microware Radiation-Microwave Ovens.
Robert O. Becker, The Body Electric.
William P. Kopp, A.R.E.C. Research Operation.
-  Humbolt-Universitat de Berlín (1942-1943). 
-  Instituto de Radio Tecnología de Kinsk, Bielorrusia.

CONCLUSIONES de los estudios científicos clínicos suizos, rusos y alemanes:
  1. El consumo continuado de alimentos procesados en horno microondas causa daño cerebral permanente a traves de poner en cortocircuito los impulsos eléctricos en el cerebro (despolarizando y desmagnetizando el tejido cerebral).
  2. El cuerpo humano no puede metabolizar los productos desconocidos que se crean en los alimentos expuestos a microondas.
  3. El consumo continuado de alimentos procesados en horno microondas detiene y/o altera la producción de hormonas femeninas y masculinas.
  4. Los efectos de los nuevos productos formados en alimentos expuestos a microondas son permanentes en el cuerpo humano.
  5. Se reducen o alteran los minerales, vitaminas y nutrientes de todos los alimentos procesados en microondas de forma que el cuerpo humano se queda con poco o nada, o absorbe compuestos alterados que no pueden asimilarse.
  6. Los minerales de los vegetales, cuando se los cocina en horno microondas, se convierten en radicales libres cancerígenos.
  7. Los alimentos procesados en microondas causan crecimientos cancerosos en el estómago y los intestinos. Esto puede explicar el rápido incremento en la tasa de cáncer de colon en América.
  8. El consumo prolongado de alimentos procesados en microondas causa un aumento de células cancerosas en la sangre humana.
  9. El consumo continuado de alimentos procesados en microondas causa deficiencias en el sistema inmune a través de alteraciones en la glándula linfática y suero sanguíneo.
  10. El consumo de alimentos procesados en microondas provoca pérdida de memoria, de concentración, inestabilidad emocional y reducción de la inteligencia.

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