Actividades profesionales que prosperan pese a la crisis

El otro día voy y me encuentro con este interesante artículo, en el que se explica el incremento del 21,64% de la superficie agrícola dedicada a agricultura ecológica (sólo en Andalucía ya se aproximan al millón de hectáreas). Un fenómeno que también experimenta la ganadería ecológica, con más de 5.000 explotaciones registradas.

Pero es que ayer mismo se me presentó la ocasión de comprobarlo sobre el terreno, in situ, acudiendo a la finca ecológica de Vicent Martí, en Alboraya (Valencia), donde uno de sus empleados (amabilísimo, por cierto), respondiendo a mi pregunta, me comentó que la crisis económica no sólo no les está afectando, tal como les sucede a muchos agricultores industriales, sino que están experimentando un crecimiento constante.

¿Cuestión de suerte? ¿Pura casualidad?

Desde luego que no. La casualidad no existe. Las cosas no suceden por azar, sino por un porqué perfectamente cognoscible, claro y concreto.

Ya son varias las empresas y unos cuantos los profesionales que me he encontrado en los últimos tiempos. Empresas y profesionales, como digo, que prosperan, o incluso crecen espectacularmente, a pesar de la pertinaz crisis que azota el mundo. ¿Y tienen algo en común todos ellos?

Lo tienen, sin duda: producen bienes o servicios que, de una manera u otra, contribuyen al bienestar, a la salud o al equilibrio de las personas... sin dañar a nada ni a nadie. Ese es el secreto; ni más ni menos. Hacen lo que hacen sin engañar con las características del producto o del servicio que venden, sin explotar a animales, sin especular con grandes márgenes de beneficios, pagando sueldos justos a los empleados, sin contaminar el medio ambiente, etc., etc. Por eso a nadie debería sorprenderle que tantas empresas y profesionales se estén arruinando. A fin de cuentas, de una u otra manera, en mayor o menor grado, especulan, manipulan, distorsionan, abusan, engañan, crean dependencia, contaminan, etc., etc. Y es que vivimos tiempos de grandes cambios en el mundo (quien no los vea, está ciego), y muchos de esos trabajos o empresas están caducos, no acompasan, ya están fuera de lugar. Por eso la vida los llama a desaparecer o a reconvertirse; una de dos.

Sin embargo, la prosperidad (individual o colectiva) también está sujeta a un factor esencial: la actitud. De manera que existen actitudes (individuales o colectivas) que propician el disfrutar de trabajo y otras que lo alejan de nuestras vidas. Las primeras son el respeto, la comprensión, la tolerancia, el afecto, la generosidad, la consideración, el saber escuchar, etc. Las segundas son la agresividad, la intolerancia, el desprecio, el egoísmo, la avaricia, etc.

Por eso, si quieres acceder a un trabajo que te dé de comer y que te dure, procura dedicarte a uno que contribuya al bienestar de las personas, a desarrollar su independencia, a cultivar su salud, a fomentar sus valores... Un trabajo que implique respeto, consideración, reconocimiento y aprecio hacia los seres humanos. Un trabajo a través del cual se escuche a las personas, se tenga en cuenta su opinión y sus sentimientos. Un trabajo digno, honroso, constructivo.

Mientras se hunden las empresas inmobiliarias que ejecutan un urbanismo salvaje, mientras bajan las ventas de la comida-basura o de los medicamentos en las farmacias, de los coches en los concesionarios, pierden clientes los hoteles de lujo o se quedan sin trabajo más y más psiquiatras... se incrementan las ventas de bicicletas, de comida ecológica, ganan clientes las casas rurales, surgen fruterías y SPAs por doquier, y llega una nueva legión de profesionales que, en la medida de nuestras posibilidades, tratamos de aportar nuestro grano de arena para hacer de este un mundo más saludable y más armonioso.

Y tú, por supuesto, también puedes elegir.

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