Remedio eficaz contra la resaca

Es habitual que en estos días de Navidad se cometan todo tipo de excesos relacionados con la alimentación. Incluyendo, por supuesto, los asociados al alcohol.

Si te has pasado con la bebida y amaneces resacoso/a, te recomiendo seguir estas pautas de demostrada eficacia para eliminar tu dolor de cabeza.

1) Lo primero, espera a que se vacíe completamente tu estómago. Te ayudará el beber alguna infusión digestiva (poleo, manzanilla, hierbaluisa...). Y mejor que te coloques recostado (en vez de acostado) y boca arriba (ya sea en la cama o en el sofá).
2) Cuando el estómago esté completamente vacío, toma un buen tazón caliente de miso (hierve agua, apaga el fuego y añade una cucharadita rasa de postre). Yo prefiero el elaborado con cebada. Su diversidad y abundancia de vitaminas del complejo B te ayudarán enormemente a superar los efectos de la resaca.
3) Mientras bebes la sopa de miso (mejor que no le añadas nada más), sumerge tus pies en una palangana con agua bien caliente. Eso te ayudará rápidamente a descongestionar la cabeza.
4) También te vendrá muy bien colocarte un collar, una pulsera o llevar encima una piedra de amatista.
5) Al cabo de un rato, si vuelves a notar el estómago completamente vacío (y sin ninguna molestia) toma un poco de polen (lo más fresco posible), ya que su riqueza en vitaminas del grupo B y en minerales te ayudará a recomponer tu cuerpo. Puedes dejar que se deshaga en la boca o puedes mezclarlo con un poco de agua y untarlo en una rebanada de pan tostado.
6) A lo largo del día, si tienes más hambre, lo ideal sería que tomaras sopas, cremas de verduras (con o sin patata) y poco más.

Desde luego, sería conveniente darle una tregua al cuerpo, evitando volver a castigarlo a la primera de cambio.

Ten presente que la Navidad (y justo después de la misma) es la época del año en la que más enferma la gente. Fundamentalmente, por los conflictos que afloran entre las personas (desencuentros, roces, disgustos, discusiones...) y por los excesos en la alimentación.

Ser comedido, sin embargo, permite disfrutar de la fiesta sin tener que pagar un precio por ello.

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