"Camino"

Desde hacía semanas, arrastraba muchas ganas de disfrutar de una buena película, y anoche, por fin, sucedió. Su título: Camino; una que me dejó un excelente sabor de boca y que os recomiendo con entusiasmo.

Inspirada (inspirada significa que el director se basa en un hecho real, como punto de partida, para recrear luego una historia con ciertas pinceladas ficticias añadidas) en hechos reales, Javier Fresser, dirigió este filme el año pasado (2008). Un largometraje, por cierto, nominado para siete premios Goya.

Camino (es el nombre de la protagonista y también el libro más importante escrito por el fundador del Opus Dei) cuenta la historia de una asombrosa (y en mi opinión, encantadora) preadolescente de once años (encarnada magistralmente por la actriz Nerea Camacho), nacida en el seno de una familia del Opus Dei, que por primera vez en su vida y de forma paralela se enfrenta a dos acontecimientos trascendentales, y, en su caso, dramáticos: el amor y la muerte. Un camino lleno de tenebrosos espectros (el fundamentalismo religioso de su madre, el primero) que se van avalanzando sobre ella y que pretenden, en vano, cercenar sus irrefrenables ganas de vivir, de amar y de ser feliz.

Os comento esta película en Saliment porque me ha gustado especialmente, porque se me antoja muy jugosa y nutritiva, y, por encima de todo, porque sirve para ilustrar perfectamente el proceso psicosomático de una enfermedad, tal cual es el cáncer que padece la protagonista.

En este caso, independientemente de las conclusiones a las que podáis llegar, os aporto algunos elementos que podéis considerar en vuestra reflexión:

- Por una parte, el papel que desempeña la madre (de suma relevancia), la cual ejerce una tremenda presión psíquica sobre sus hijas, manipulándolas, sesgando o reprimiendo la expresión de sus emociones y sus auténticos deseos, y adoctrinándolas merced a su insinceridad y a una ideología religiosa esencialmente fundamentalista.
- Muy interesante la escena en que una enfermera anima reiteradamente a Camino para que se queje si siente dolor o malestar (la cría estaba recibiendo una sesión de quimioterapia), ya que ésta tendía a reprimir su sufrimiento como un acto de entrega a Dios (un comportamiento alentado por la insistencia de su madre). Algo nada recomendable en una enfermedad, pues de lo que se trata, precisamente, es de expresar el dolor y el malestar, de modo que salgan al exterior y liberen a la persona de ese lastre incómodo y pesado.
- El polo masculino (valor, determinación, asertividad, firmeza, autoafirmación) se halla muy debilitado en la figura del padre (de Camino), una persona afable, dulce y cariñosa, que, sin embargo, navega en la duda, en la inseguridad, y que vive atenazado por los designios de su mujer. Nefasta conducta que aprenden y asumen en gran medida sus hijas, lo que hace de ellas personas muy sumisas (nada asertivas) y les impide, en última instancia, hacer valer su voluntad y sus derechos frente a la figura dominante de la madre.
- Muy espontáneo y divertido me parece el papel del profesor de teatro, cuya desinhibicion, naturalidad y autenticidad se contraponen de forma diametralmente opuesta al papel de la madre de Camino, algo que se evidencia en la escena en la que ésta asiste a un ensayo con su hija.
- Las pesadillas de la niña (suscitadas en gran medida por la férrea educación religiosa recibida) constituyen un mecanismo de expresión, de alivio y de liberación de los temores (sobredimensionados) y de los fantasmas que moran en su mente subconsciente. Porque si bien es cierto que la criatura goza de un carácter abierto y alegre, ve sistemáticamente frustradas muchas de sus legítimas aspiraciones (como participar en la obra de teatro del colegio, en la que concurre el chico que le gusta) y deseos (como el comprarse el vestido rojo que tanto le atrae, al que renuncia tras un comentario de su madre: Yo no me lo pondría). Es decir, que en su fuero interno se establece una lucha casi permanente entre aquello a lo que se ve impelida por su naturaleza y su voluntad y los continuos condicionamientos provinientes de su madre.
- La psicosomática del cáncer posee connotaciones interesantes. Por ejemplo: cáncer significa cangrejo en latín, un animal que devora lenta pero progresivamente la carne de sus presas. ¿Qué pensáis que era lo que devoraba lentamente a Camino por dentro? Algo que nos devora por dentro, las más de las veces, es un fenómeno asociado al resentimiento. Asimismo, Camino también padecía de tremendos dolores de cabeza. ¿Pensáis que había alguien o algo en su vida que le daba muchos quebraderos de cabeza?
- A pesar de tratarse de una película, se cumplen todos y cada uno de los principios rectores que a nivel psicosomático determinan el nacimiento, la evolución y el desenlace de la enfermedad. Concretamente, el que dice que La enfermedad nos lleva a vivir lo que, inconscientemente, anhelábamos vivir y no supimos cómo (en un plano simbólico-metafórico). En el caso de Camino: expresarse libremente, sin condicionamientos innecesarios ni ataduras; alcanzar sus legítimos deseos y aspiraciones y dar rienda suelta al amor que siente por Jesús (el niño del que se enamora), en vez de ir contra natura. Algo que, efectivamente, consigue vivir, merced al desarrollo y posterior desenlace de su enfermedad.
- Ni que decir tiene, la enfermedad que vive un individuo en particular constituye también un mecanismo movilizador, transformador y de (re)ajuste (armonización) para las personas de su entorno, para todo aquel que, en mayor o menor medida, comparte espacio y tiempo con el paciente. Así pues, como consecuencia de las vicisitudes experimentadas en el proceso de su hija, el padre de Camino termina sufriendo un accidente mortal de automóvil. Una metáfora que representa el fin (la muerte) de una etapa vital, así como la materialización de un deseo inconsciente (escapar de esa vida en la que uno no se siente libre ni dichoso), una liberación, implicando (para quien así lo crea/considere), además, un re-nacer (a una nueva vida). La madre, por su parte, gracias al proceso de Camino, y al suyo propio, entiendo yo, asiste al desmoronamiento de algunos de sus esquemas básicos, un hecho que, acaso, le lleve a despertar. Menos fortuna corre la hermana de Camino, numeraria del Opus y víctima de un desamor provocado por las tretas y los engaños de su progenitora. Y es que me quedé con la duda al final: si la pobre chica termina despertando o si prosigue adormecida bajo el manto protector del proselitismo y de un rancio y patógeno ambiente que le impide lograr aquello a lo que todo ser humano está llamado: a descubrir su propia esencia, a ser uno mismo y a alcanzar la felicidad.

Os dejo con el tráiler del filme.


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