El pan nuestro de cada día

Cuando los seres humanos pasamos de ser nómadas a sedentarios nos vimos en la necesidad de cultivar plantas con las que, posteriormente, poder alimentarnos. Los cereales fueron, de entre todas ellas, las más destacadas. Al lado de cada civilización importante había un cereal. Y uno de los primeros alimentos que comenzó a elaborarse con esos cereales (como el trigo, la espelta -cultivada, por cierto, en la que hoy es la provincia de Asturias, hace más de 5000 años-, el maíz, el centeno, etc.) fue el pan.

El pan es un alimento que se prepara en hornos y a altas temperaturas. Para tal efecto, se requiere mucho calor. Por eso el pan simboliza la calidez, esto es, el amor. Y seguramente por eso hay muchas personas que no pueden vivir sin él, comiéndolo, prácticamente, con todas las comidas. Es, en estos casos, cuando el pan desempeña un papel suplente de la realidad, de tal modo que el individuo, cuando lo come de forma omnipresente o desmedida (alejado del equilibrio), está buscando inconscientemente el amor: aquello que tanto echa en falta y que es necesario para estar bien nutrido. Por consiguiente, tomar la comida (el alimento simboliza lo que vivimos) acompañándola sistemáticamente con pan representa la necesidad de vivir el día a día con su correspondiente dosis de amor. Claro que, para resolver esta cuestión, y evitarle perniciosos excesos a nuestro organismo, sería oportuno comer menos pan y desarrollar más la calidez.

Simbologías aparte, respecto al pan conviene saber lo siguiente:

- Los alimentos elaborados con harinas, aunque éstas sean integrales, tienden a provocar mucosidad.
- La espelta, un cereal muy antiguo emparentado con el trigo, es más nutritiva que éste (contiene los ocho aminoácidos esenciales), más sabrosa, mucho menos alergena y se digiere mejor.
- El pan de centeno es el que más sacia, y favorece la conservación de dientes y huesos, debido a su contenido de flúor orgánico.
- Lo que se vende en los supermercados y en los hornos (salvo honrosas excepciones) no es pan integral sino pan reconstituido, que se elabora a partir de harinas refinadas a las que se les añade salvado y demás virutillas.
- El pan integral de verdad se elabora con harina de grano integral, o sea, el grano entero, con su cáscara, tal cual lo da la planta.
- El pan esenio se produce a partir de una harina elaborada con semillas germinadas, lo que lo convierte en un alimento con un gran poder nutritivo, muy energético, muy hidratado, fácil de digerir y particularmente rico en vitaminas (se cuece en un tipo especial de hornos a baja temperatura, o incluso al sol). Ya que se trata de un pan bastante dulce, por su riqueza en azúcares naturales, no es saludable combinarlo con otros alimentos. Lo mejor es comerlo solo.
- El pan dextrinado es una forma de denominar al pan tostado. Es decir, un pan cuyo almidón, por efecto de un calor moderado y continuado, se convierte en dextrina, un azúcar sencillo muy fácil de digerir. En un envase de vidrio, de barro o de papel puede conservarse durante meses, o incluso años. Es conveniente humedecerlo antes de comerlo para que no dé sed. Este tipo de pan combina bien con, prácticamente, cualquier alimento.
- Todos los panes, menos el esenio y el tostado, tenderán a engordar a quien tenga tendencia al sobrepeso. Lo que engorda del pan es la miga (cruda y rica en almidón, una sustancia muy difícil de digerir), no la corteza.
- Del pan blanco (o refinado), mejor no hablar.

Dado que el pan es uno de los primeros alimentos que se consumió por el ser humano sedentario, no sólo simboliza el amor sino también el propio alimento (lo que comemos simboliza lo que vivimos). Por eso, existe una metáfora muy interesante en el Padre Nuestro que, más allá de consideraciones religiosas (en las que ni entro ni salgo), interpreto tal como sigue. Cuando se dice El pan nuestro de cada día, dánosle hoy, no se le pide a Dios que nos envíe pan del que se come sino que nos conceda vivencias y experiencias cada día, experiencias de las que podamos nutrirnos y que, en definitiva, alimenten nuestro ser y lo hagan crecer y desarrollarse.

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