Nueces e higos secos

De entre todos los alimentos que se suelen tomar en Navidad, hay dos que son muy saludables... si se comen adecuadamente. Me refiero a los higos secos y a las nueces.

De las nueces se ha hablado mucho, y muy bien, en los últimos tiempos por sus demostradas propiedades para reducir el colesterol y como una fuente extraordinaria de vitamina E (la llamada por muchos antienvejecimiento). Aunque también son especialmente ricas en vitaminas del grupo B (perfectas para el síndrome premenstrual), en zinc y en cobre, lo que las hace muy recomendables para mantener la piel y el cabello en óptimas condiciones. Y si hablamos de calcio, las nueces serían de los alimentos que se encuentran a la cabeza en contenido de este mineral.

Sin embargo, para aprovechar al máximo todos estos nutrientes y sus efectos beneficiosos sobre la salud, las nueces deben comerse de la siguiente manera:

- solas o acompañando verduras (nunca otro tipo de alimentos), aunque con manzana combinan aceptablemente;
- siempre muy bien masticadas,
- no más de un puñadito en cada ocasión,
- que estén en su punto, ni rancias, ni verdes (las aflatoxinas son cancerígenas), ni pasadas;
- tampoco deben cocinarse, pues sus grasas se volverían tóxicas.

En relación con los higos secos, todos sabéis que fueron higos frescos que, tras un porceso de secado, perdieron una parte considerable de su agua, por lo que se vuelven alimentos concentrados con un alto contenido en azúcares (6 veces más energéticos que los frescos).

Los higos, además, son muy ricos en hierro (excelentes para la anemia), en fibra (perfectos para mejorar el estreñimiento) y una buena fuente de calcio, fósforo y magnesio.

¿Cómo comerlos?

- Preferiblemente, solos o con manzana;
- a ser posible, rehidratándolos previamente (se pinchan con un cuchillo y se dejan 1 hora a remojo);
- muy bien masticados,
- 5 ó 6 de tamaño mediano son más que suficientes,
- y mejor no cocinarlos.

Por cierto, ¿os habéis fijado que el fruto de las nueces se asemeja enormemente a un cerebro humano? No es de extrañar que sea tan beneficioso para este órgano. Al fin y al cabo, cumple la Ley de Afinidad (De lo que se come, se cría).
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Si os apetece hacer leche de nueces, yo tengo una fórmula deliciosa y muy sencilla.

Tomad 7 ó 10 nueces, trituradlas muy bien en la batidora o en la minipimer con una medida de un vaso de agua, luego coláis la pulpa con un colador metálico y apretando bien con una cuchara.

Al líquido resultante, podéis añadirle azúcar panela o sirope de arce para endulzarlo, y también un poco de harina de algarroba con canela o un poco de cereales solubles. Os quedará como una especie de Cola-Cao o de café con leche... pero en versión saludable.
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Los alimentos que he utilizado para redactar este artículo son de la marca Élafos (agricultura ecológica).
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Productos disponibles en herboristerías, ecomercados y asociaciones de consumidores de productos ecológicos.
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Alimentos cedidos muy amablemente por ecomercado Ecorganic.

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