Enranciamiento

No os asustéis. Hoy no voy a hablar de momias. La foto que encabeza este artículo (cuyo protagonista no es otro que el mítico Boris Karloff) es sólo un guiño para ilustrar el tema que voy a abordar en esta ocasión: el enraciamiento de ciertos alimentos.

Decir que un alimento se ha enranciado significa que ha adquirido, ya sea por efecto del calor, del oxígeno o de ciertos microorganismos, un olor y sabor característicos, y particularmente desagradables. Concretamente, aquéllos con un mayor o menor contenido graso, como cereales y derivados, frutos secos, semillas oleaginosas o aceites, por ejemplo. Y, especialmente, si se trata de alimentos naturales e integrales, ya que éstos, al mantener intacta su estructura biológica, también conservan aquellas partes que contienen grasas.

El tema del enranciamiento comienza a plantear algunos inconvenientes para quienes ingerimos alimentos integrales y vivimos en latitudes como Valencia (u otras igualmente cálidas), donde, debido a su propia idiosincrasia, y al cambio climático que ya se deja sentir, la estación estival se prolonga por espacio de más de seis meses. Todo esto implica unas altas temperaturas que propician este fenómeno.

Es algo que, cada vez con mayor frecuencia, me comenta la gente: abrir un paquete de cereales integrales para el desayuno o para cocinar, uno de frutos secos crudos, una caja de galletas o una botella de aceite y... llevarse una inesperada sorpresa: el alimento se ha vuelto rancio. También me lo han dicho propietarios/as de herboristerías: que se han visto obligados a tirar o devolver mercancía debido a este problema cada vez más frecuente.

¿Formas de evitarlo?

- En cuanto lleguen las temperaturas cálidas, guardar todos los alimentos mencionados (cereales integrales, semillas oleaginosas, frutos secos, aceites o alimentos que los contengan) en el frigorífico (en recipientes herméticos), o, por lo menos, en una zona de la casa que se mantenga fresca las veinticuatro horas del día.
- Si es posible, adquirir estos productos envasados al vacío, o incluso comprar una máquina doméstica para tal efecto (ver sugerencias al final de este artículo). Algunas de ellas, resultan a buen precio.
- Evitar acumular grandes cantidades de alimentos naturales e integrales, máxime si se encuentran en zonas cálidas o fuera del frigorífico.
- Evitar que en la cocina o en la despensa se alcancen altas temperaturas ambientales, ya sea por la calefacción, por la irradiación solar o por un uso frecuente del horno.
- Guardar estos alimentos en recipientes artesanales de barro no esmaltado les permitirá respirar y conservarse mejor que si se guardan en recipientes de plástico. Si no podéis disponer de recipientes de barro, utilizad vidrio.

Lo que desde luego no os recomiendo, en ningún caso, es tomar alimentos rancios. Aunque el grado de enranciamiento sea leve, es mejor devolverlos a la tienda (si han transcurrido pocos días desde la compra, probablemente os los cambiarán) o tirarlos directamente a la basura, ya que ingerirlos podría suponer un problema para la salud.
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- Ejemplo de accesorio de batidora para envasar al vacío.
- Ejemplo de electrodoméstico para envasar al vacío.
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