Aceite virgen de girasol de Biocop: energía solar concentrada

Aunque se nos suele decir a través de la publicidad que el aceite de oliva es el más saludable, no estoy muy de acuerdo con esta afirmación. Yo, más bien, diría que cualquier aceite virgen de primera presión en frío de semilla comestible (maíz, sésamo, linaza, cártamo) es estupendo. Cada uno tiene un sabor único y sus particulares cualidades y propiedades. Insisto: es importante que sean vírgenes y de primera persión en frío porque si no pueden ver muy mermadas sus propiedades y su sabor.

El aceite que os comento hoy, de Biocop, puede rivalizar en intensidad y calidad de sabor (sobre todo, porque es virgen) con cualquier aceite virgen de oliva de la mejor cosecha. Los sabores son, simplemente, distintos. Nada que ver con el clásico sabor de aceite de girasol de supermercado (refinado)... que no sabe a nada.

El girasol es una planta que posee la peculiaridad de mirar de cara al Sol en todo momento, conforme éste va describiendo su trayectoria celeste. Fenómeno que se denomina fototropismo. Así pues, debido a esta insolación permanente de la planta, es mucha la energía solar acumulada en sus semillas (quizá más que en ninguna otra) y en el aceite que de ellas se extrae. Y la energía solar es fuente de vida.

El aceite virgen de girasol de primera presión en frío reduce el colesterol (arteriosclerosis, enfermedades cardiovasculares) por contener ácidos grasos poliinsaturados y posee una riqueza extraordinaria en vitamina E (antioxidante, antienvejecimiento, ideal para la piel).

Pero también ejerce una acción psicosomática muy beneficiosa (Velati), ya que el girasol favorece la autoconfianza, el entusiasmo y la capacidad realizadora del individuo; predispone a quien lo toma a resolver posibles conflictos con el arquetipo paterno: padres en conflicto con sus hijos, hombres o mujeres en conflicto con los hombres, conflictos con la autoridad (en adolescentes, especialmente), etc.

Con todo, lo que yo más destacaría de este aceite es su delicioso sabor. Un sabor redondo y marcado que, sin embargo, no embota el paladar. Una maravilla de aceite para ser usado en crudo (no aguanta bien las altas temperaturas), ya sea sobre un hervido, sobre la ensalada o sobre unas tostadas de pan integral con tomate.

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