Integridad y alimentos integrales

Se suele decir que los alimentos integrales, como el arroz, el pan o la pasta, son mejores que sus equivalentes refinados porque:

- aportan más vitaminas, minerales y otros nutrientes;
- contienen germen (rico en sustancias plásticas, como los aminoácidos),
- contienen fibra (que favorece la evacuación).

Lo cual, es cierto. Aunque...

...los alimentos integrales lo son en el sentido más amplio de la palabra integral. Los alimentos integrales, efectivamente, son los únicos (frente a los refinados) capaces de aportarle a nuestro organismo los nutrientes necesarios para que éste mantenga intacta su integridad fisiológica, para que no tenga deficiencias ni carencias nutricionales.

Y añado:

Los alimentos integrales (azúcar panela, arroz, pasta, copos, pan, etc.) también son los únicos capaces (frente a los refinados), no sólo de mantener nuestra integridad física (orgánica, química), sino de mantener nuestra integridad no física. Me explico:

Cada individuo, cada grupo humano, cada sociedad, tiene sus formas de pensar y de sentir la realidad. Nosotros vivimos en un mundo en el cual escuchamos a menudo que muchas personas tienen una visión muy parcial de las cosas, que tienden a ver una parte y no el todo, que piensan en sí mismos (una parte) antes que en los demás, antes que en la comunidad a la que pertenecen (el conjunto de todas las partes). En definitiva, que les falta integridad en su modo de pensar o de actuar.



De lo que se come, se cría. Y qué cierto. Porque ese refrán no sólo se refiere a las propiedades físicas del alimento sino a lo que éste es globalmente.

Comer alimentos integrales contribuye a aumentar y a reforzar la visión holística de la vida, es decir, la que tiene en cuenta todas las partes del conjunto y no sólo una. Los alimentos integrales nos ayudan a pensar en los demás, además de pensar en nosotros mismos. Nos ayudan a ver a las personas y a la realidad a vista de pájaro. Nos ayudan a resolver los problemas desde la visión global, y no desde la parcial. Nos ayudan a estar más en armonía con nosotros mismos y con lo que nos rodea.
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En personas que he podido observar de cerca y seguir su trayectoria (familiares, pacientes y amigos), he comprobado cambios muy significativos tras pocos días o semanas de tomar alimentos integrales. Por ejemplo:

- mejora del estado general de la piel, cabello, uñas y mucosas;
- remisión o mejora de diversos síntomas asociados a carencias o deficiencias nutricionales (sensibilidad a la luz, canicie, calvicie, uñas frágiles, encías sangrantes, ciertas manchas de la piel, etc.),
- mejora o desaparición de diversos cuadros asociados a alteraciones del sistema nervioso (nerviosismo, ansiedad, insomnio, etc.);
- mejora o desaparición del estreñimiento,
- tendencia en algunos individuos a cambiar la visión parcial de las cosas o de las personas por una visión que tiene en cuenta el conjunto, la globalidad.

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