Naranjas

Esta maravillosa y deliciosa fruta se cree originaria de Asia pero fueron los árabes quienes la introdujeron en la Península Ibérica junto con los limoneros, y ya no porque ambas poseyeran estupendas propiedades nutritivas y medicinales sino para perfumar sus jardines con delicadas fragancias cítricas.

En relación con las frutas y las verduras, en general, y respecto a la naranja en particular, diré lo siguiente: para que un alimento ejerza una labor depurativa, regeneradora y medicinal en nuestro organismo es muy recomendable que haya sido cultivado ecológicamente (con su correspondiente certificado), es decir, sin abonos químicos ni pesticidas y respetando sus ciclos naturales de siembra, crecimiento, maduración y recogida. Si no es así, no podemos estar seguros de que una naranja posea suficiente vitamina B o C (por ejemplo) y que éstas sean de una mínima calidad. En cualquier caso, si alguien no se puede costear frutas y verduras ecológicas, le sugiero que, por lo menos, las compre en mercados o en verdulerías y sin dejarse llevar por las apariencias (el gran calibre y el brillo de algunas frutas y verduras, muchas veces, delata que han sido maquilladas artificialmente).

Si tomáis naranjas (1 vaso de zumo por las mañanas), podréis beneficiaros de su amplio espectro de propiedades:

- diurética,
- antiescorbútica (corrige el déficit de vitamina C) y (sólo si ha madurado en el árbol) antirraquítica (corrige el déficit de vitamina D),
- laxante,
- desinfectante y antiinfecciosa,
- colagoga (estimulante de la bilis),
- antihemorroidal,
- antioxidante,
- vitaminas; C, B, P, y A;
- minerales: hierro, potasio, calcio, magnesio y fósforo;
- aumenta las defensas,
- refrescante (baja la temperatura corporal),
- antipirética (ayuda a bajar la fiebre),
- antihemorrágica y fluidificante sanguínea,
- rica en bioflavonoides (refuerzan los capilares, las venas y las arterias),
- tonificantes del sistema nervioso,
- mucolítica (contribuye a deshacer las mucosidades).

Sin olvidar que la naranja ayuda a mejorar ciertos estados depresivos, el insomnio (en este caso, tomarla para merendar, nunca después de la cena o antes de acostarse), la desesperanza o la tristeza.

La naranja combina muy bien con el resto de cítricos (limón, pomelo, mandarina), con el kiwi, con la piña y con la manzana.

Y otra cuestión: lo mejor es no comerla por la noche, porque podría sentaros mal (depende de los individuos). Ya lo dice el refrán: La naranja, por el día, oro; por la tarde, plata; y por la noche, mata.

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Ahora os propongo una receta ideal para esta época del año. Puede ser un estupendo desayuno, una merienda y, sobre todo, una magnífica forma de prevenir o aliviar los síntomas del resfriado o de la gripe (de cuya eficacia doy fe): mezclad en la batidora un par de manzanas, el zumo de 2 ó 3 naranjas medianas y añadidle un rizoma (eso que parecen dedos) de jengibre fresco (ni en polvo ni envasado). A continuación, batidlo bien y bebedlo despacio. Es mano de santo.

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