Horchata: el oro líquido

Según cuenta la leyenda, allá por el siglo XIII, se encontraba el rey Jaime I descansando de guerrear contra el ejército musulmán cuando una joven doncella se le acercó para ofrecerle una bebida fresca, dulce y blanca. Muy complacido el regente por el sabor, preguntó a la muchacha: Què és això? (¿Qué es esto?), És llet de xufa (Es leche de chufa), contestó ella. A lo que añadió don Jaime: Això no és llet, és or, xata (Esto no es leche, es oro, guapa). Y a partir de entonces, por lo visto, comenzó a ponerse de moda esta bebida.

Este magnífico tubérculo de origen sudanés ya fue conocido y usado en el antiguo Egipto. Asimismo, varios médicos persas en sus obras escritas las propiedades terapéuticas de la chufa como alimento desinfectante y digestivo. Pero fue en el siglo VIII cuando los árabes introdujeron este cultivo en la zona mediterránea.

Más recientemente, en el siglo XIX, el doctor Pío Font se refería a ella como: Califaciente (fuente de belleza), desecante, expele flatulencias, fortifica las entrañas, alivia los cólicos, provoca la orina y el menstruo y es buena para los vértigos y los aturdimientos de cabeza; se usa en enjuagatorios para úlceras de boca y encías.

En la actualidad, Enrique Hernández, catedrático de Microbiología de la Universidad Politécnica de Valencia, destaca las propiedades curativas y antioxidantes de esta bebida, refiriéndose a ella como un producto recomendable para los diabéticos (si no se endulza) e ideal para niños, deportistas y ancianos.

La horchata, además, es rica (mucho más que la leche de vaca) en vitaminas C y E, hierro, fósforo, calcio, magnesio y enzimas, las cuales ayudan a su digestión. Asimismo, contribuye a reducir los niveles de colesterol y de triglicéridos, mejora la arteriosclerosis y corrige la diarrea. No contiene lactosa, caseína ni gluten (apta, pues, para celíacos).

Ahora bien, me gustaría recalcar que las propiedades de la horchata se ven disminuidas o alteradas en la medida en que se le añade azúcar blanco refinado, edulcorantes artificiales (como sacarina) o aditivos. Todas las propiedades mencionadas anteriormente en este artículo corresponden a la horchata preparada de forma natural (sin adición de azúcar blanco o aditivos).

PREPARACIÓN: se pone la chufa a remojo entre 8 y 10 horas. Luego se tritura y se mezcla con agua (3 partes de agua por 1 de chufa), corteza de limón y canela. Se deja reposar 1 hora. Después se bate todo muy bien con la batidora y finalmente se cuela con un colador (apretando bien con una cuchara), o bien se exprime con un lienzo de algodón crudo para extraerle todo el jugo. Los mejores endulzantes para añadirle son el azúcar panela, el sirope de arce, de ágave o de manzana (todos ellos integrales). También se le puede agregar harina de algarroba para darle un sabor chocolateado. (Importante: una vez preparada, debe consumirse en pocos minutos. La horchata natural no aguanta estable mucho tiempo, incluso dentro del frigorífico).

La marca Prodilevan comercializa una horchata concentrada muy natural a la que sólo hay que añadirle agua para beberla. Su nombre es La Copa de Oro. Si no se dispone de oportunidad o tiempo para prepararla de forma casera (es lo ideal), es una alternativa satisfactoria.

Las deliciosas rosquillas integrales de canela de la marca Sanaví combinan estupendamente con la horchata.

-------

Sé de una niña recién nacida a la que su madre, por determinadas razones, no pudo dar el pecho. La pequeña, sin embargo, fue alimentada hasta los dos años, exclusivamente, con horchata de chufas preparada en casa, criándose con una salud excelente. Prueba de ello fue que durante todo ese período de tiempo no tuvo que visitar ni una sola vez al pediatra por enfermedad.

Imagino que esta anécdota puede sorprender bastante de buenas a primeras, pero, curiosamente, la composición de la leche de chufa (horchata) y la de almendras (sin adición de azúcares refinados o aditivos) es asombrosamente parecida a la leche de la especie humana, más que cualquier otra leche de origen animal.

Comentarios