El zumo de limón puro (sin diluir) es una auténtica maravilla... en dosis adecuadas, ya que contribuye muy eficazmente a limpiar el organismo. Pero si sobrepasáis esas dosis, puede llegar a ser peligroso.
El limón posee una gran capacidad para extraer toxinas del organismo, sobre todo cuando se halla en estado puro, de tal manera que puede movilizarlas hasta el torrente sanguíneo con mucha facilidad.
El inconveniente es que si se toman grandes cantidades de zumo de limón puro, tanto mayor será la cantidad de toxinas movilizadas. Y éstas, a partir de cierto nivel, podrían constituir un serio peligro para la salud.
Por lo menos en principio, yo no le recomendaría a nadie que sobrepasara la dosis de un zumo de limón puro al día, aunque si no se suele tomar esta fruta a menudo, lo mejor sería medio. Es mejor no correr riesgos innecesarios.
Convendría, pues, tomarlo en ayunas, diluido en medio vaso de agua mineral y con una pajita (para evitar desgaste del esmalte dental).
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Hace algún tiempo, un querido amigo simpatizante de la vida sana decidió por su cuenta hacer un día de ayuno de manzana con zumo de limón puro. Tomó, a lo largo del día, el zumo de 8 ó 10 limones mezclado con manzana rallada. Le fue de maravilla... hasta que bien entrada la tarde le sobrevino un intenso dolor de cabeza. Puesto en contacto conmigo, le sugerí beber abundante agua y aplicarse en la zona afectada un imán terapéutico (que él ya tenía) por el polo norte. El dolor comenzó a remitir en menos de media hora y afortunadamente no trascendió el contratiempo, pero el recuerdo de aquel mal trago no creo que se le marche de la memoria. El zumo de limón es magnífico; si bien, puro y en grandes cantidades puede dar más de un disgusto.
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